31 dic 2008

"El Dakar es una cancha de virtudes, sobre todo, cuando los recursos son limitados"

Beatriz García, piloto del Dakar y directiva de Otto Walter Consulting

El Dakar 2009 Argentina-Chile tiene un motivo más para estar en el punto de mira en los próximos días con la participación de esta empresaria. Tres son los motivos que hacen que Beatriz García sea noticia: es la única mujer española que se presenta a la prueba, directiva de OW Consulting y tiene un gran propósito a cumplir, integrar a personas discapacitadas en un entorno poco convencional, la prueba más dura del mundo.

La directora de la división de equipos de Otto Walter Consulting, Beatriz García, ya está en Argentina. El motivo de su viaje esta vez no es, ni mucho menos, de negocios. El objetivo es afrontar el Dakar con éxito. La prueba más dura y, en el caso de Beatriz, un gran reto: en su equipo,"Pemar Racing Trucks", integrado por nueve miembros, participan dos discapacitados pacientes del Hospital de Parapléjicos de Toledo. La Fundación Nacional de Parapléjicos de Toledo hace este proyecto posible al patrocinar en un 50% a este equipo que persigue, además de la victoria, el fin social de integrar en el mundo del motor a personas con discapacidad física.

El olor a gasolina le traerá recuerdos de triunfo, aunque sólo sea a nivel personal, pues no sólo ha pulverizado la marca de derribar estereotipos, al ser la única mujer que participa en el Dakar, sino también en hacerles un hueco a los discapacitados -que no incapacitados como quieren hacer distinguir- en este mundo de intrépidos.

La División OW especializada en equipos que dirige Beatriz, persigue la consecución y logro de objetivos relacionados con el fortalecimiento de equipos de trabajo: comités de dirección, equipos directivos, colectivos críticos en la empresa, departamentos, etc. Las jornadas de trabajo y formación práctica están enfocadas a resultados concretos como cohesionar y consolidar a un equipo, mejorar la comunicación, la motivación, complementar una concentración de dirección, apertura al cambio o premiar por objetivos alcanzados. Si hay algo fácil de extrapolar entre los dos mundos de esta empresaria es la faceta de 'hacer equipo'.

Un horario flexible, que suele ser de nueve de la mañana a siete de la tarde, poner empeño y mucho trabajo hacen posible que Beatriz pueda ocuparse de todo esto. Beatriz dedica una media de seis horas semanales a entrenarse para la prueba más dura del mundo. Para ella, hacer compatible su trabajo como Directora de la consultora Otto Walter Consulting y poder preparar esta competición es el primer reto. Fe, ilusión, esfuerzo y una buena organización son lo único necesario para sacar adelante un proyecto como este.

De las ruedas a las llantas y al revés

Eduardo Matarán, de 21 años, tiene una pierna amputada y una lesión medular fruto de una competición de MotoCross. Será junto a Momo Martín, parte del equipo que participará representando a España en esta edición del Dakar. Momo, también con una lesión medular, es el director del proyecto que intenta ayudar a la investigación en biomecánica y ergonomía en el puesto de conducción y en sistemas de prevención de úlceras por presión en condiciones extremas. Este piloto explica que el reto es "integrar a personas ajenas al motor que pongan ilusión, fe y coraje, a participar en la prueba más dura del mundo, el Dakar". El equipo cuenta con el patrocinio de la Fundación Nacional de Parapléjicos de Toledo y empresas colaboradoras como Confortclima, Laboratorios Bohm, Promanz Construcciones, Carpa y Wurth España, aunque aún no se ha cubierto el 100% del presupuesto.

Superar la 'etapa 0'

Objetivo número uno: que el Dakar sirva como modelo de mejora de puestos de conducción para discapacitados. Objetivo número dos: aprovechar bien los valores que esta cancha de virtudes -así lo ve Beatriz- ofrece el Dakar. Y, objetivo número tres, por supuesto, ganar. La etapa más dura para esta emprendedora, tanto a nivel empresarial como en el plano humano, es la que ella denomina 'etapa 0'. En ella, los participantes entrenan con las máquinas (camiones); se preparan físicamente; buscan patrocinadores -"importantísimo", apunta Beatriz- y forman el equipo: ése en el que cada uno tiene una misión clara. Todos son necesarios. El tiempo destinado a esta larga 'cuenta atrás' es alrededor de siete meses. Durante los mismos se contemplan las posibilidades que ofrece el equipo y las oportunidades de rendir mejor las condiciones físicas. Entre estas posibilidades está la de poder entrenar con las máquinas en un entorno adecuado. África, "por no estar muy lejos" según añade Beatriz, es el destino ideal para este propósito. Este año pudieron ir una semana.

Diez años de afición al riesgo

Beatriz ya tiene tres pruebas de Dakar a sus espaldas y es la única mujer que ha conseguido terminarlo conduciendo un camión T5. Intentar imaginarse lo que le evocan las ruedas es algo tan abierto e ilimitado como contemplar el Océano. Una tradición familiar que arranca desde cuando su abuelo participaba en las carreras con vehículos clásicos, pasando por su padre que logró culminar dos etapas de Dakar y su tío, experto en MotoCross, empujaron a Beatriz y a su hermana menor, Julia -que es azafata de vuelo-, a participar en el Dakar. Corría el año 1998. Beatriz tenía 24 años. Era su primera incursión en un mundo que siempre fue 'de hombres'. Tumbados los primeros obstáculos, que pasaban desde el desconcierto de los que llevaban años en el mundo del motor, a problemas de tipo económico, las noveles pilotos se inscribieron, fueron seleccionadas y participaron en el Dakar. Mala suerte. No ganaron. Pero empistaron un rumbo que hoy les ha llevado bien lejos.

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